miércoles, 15 de mayo de 2013

Experimentos con gaseosa

Las palabras del comisario europeo de empleo, László Ándor, sobre el contrato único, han conseguido algo que desde la transición no ocurría, esto es que Gobierno, oposición, sindicatos, CEOE y sociedad estén de acuerdo en algo y es en estar en desacuerdo con la idea del comisario.

Poco a poco se va filtrando en qué consiste la idea y esto me lleva a pensar que más que una simple idea es algo meditado, pero no por el comisario, sino por los superiores.

Ya hemos visto los experimentos que se han hecho con los recortes de las pensiones en Grecia o más recientemente en Portugal con el despido de funcionarios y por supuesto (y para mí lo más escandaloso porque mete la mano en el bolsillo del ahorrador) con las quitas en los depósitos superiores a los 100.000 Euros en Chipre. A excepción de Irlanda, que se negó a una subida en el impuesto de sociedades, todos hemos acatado las exigencias sin resultado positivo en nuestras cuentas.

En España, tras una increíble subida de los impuestos directos e indirectos, bajada de sueldo a funcionarios, congelación de oposiciones y aumento de edad de jubilación, ha llegado el momento de tocar  los contratos. España acaba de realizar una reforma laboral con el visto bueno de la UE, los trabajadores cobran menos que antes, las rentas han disminuido y de ahí los datos de la balanza comercial que reflejan el bajo consumo que tenemos y aún así quieren experimentar qué sucedería si introducimos en un país con un problema de empleo un contrato único.

No voy a entrar a valorar la idoneidad o no de éste y desconozco si algún país Europeo lo tiene pero al parecer no es así. Lo que sí que veo es que el gran banco de pruebas estamos siendo los PIIGS mientras que el resto de Europa se encuentra observando las consecuencias de la implantación de sus políticas económicas que nada más buscan el fin del Estado del Bienestar. Es por ello por lo que me pregunto ¿qué pasaría si se le hubiera planteado éste tipo de contrato a Francia o Alemania? o ¿Por qué en vez de gastarnos 60.000 millones de Euros en políticas de empleo para jóvenes no implantamos éste para los jóvenes franceses y alemanes a ver si funciona?. 

Está claro que Europa sigue la máxima de "Haz lo que yo diga pero no lo que yo haga".

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