lunes, 25 de marzo de 2013

Hacia un punto sin retorno



Estamos más que acostumbrados a ver las desastrosas gestiones de las crisis que se hacen en Europa y la de Chipre no ha sido menos. Lo que sí que diferencia la crisis chipriota con las demás es que puede haber roto definitivamente el fino hilo que mantenía unido a los políticos con los ciudadanos.
Durante estos 5 años hemos visto despojar al ciudadano de derechos, salvar bancos con dinero público mientras se bajaban pensiones o subidas de impuestos pero lo de este fin de semana ya ha superado lo insuperable.

La UE no solo ha perdido la poca credibilidad que le quedaba ante el ciudadano, sino que puede que haya encendido la mecha de una explosión incontrolada y haya encaminado a la política a un nuevo panorama hasta ahora insólito.

Lo sucedido en Italia con Grillo no va a ser un caso anecdótico y el euroescepticismo va a empezar a instalarse en Europa con fuerza y un sistema puesto en duda por sus ciudadanos no puede perdurar en el tiempo.

El político se piensa que una recuperación económica va a provocar que las aguas vuelvan a su cauce pero no se percatan de que esta crisis ha sido una lección muy importante para todos pero sobre todo para los ciudadanos que por primera vez nos hemos puesto de acuerdo para detectar la raiz del problema, o sea, los políticos y el sistema político.

Siempre me ha hecho gracia oir a los que gozan del placer del poder decir que el mejor sistema que puede existir es el representativo, es decir, un sistema ideado hace más de 200 años para solucionar los problemas de hace 200 años. Hoy podemos comprar por internet, hablar con un familiar o un amigo que está en la otra parte del globo, ver a tiempo real la llegada de una sonda a Marte pero no podemos decidir nuestro futuro porque el mejor sistema es uno ideado hace más de 200 años.

Retomando el hilo de Chipre, lo que quiero decir es que esta no ha sido una crisis como las demás, los políticos europeos se han desenmascarado y ya sabemos hasta dónde están dispuestos a llegar, es decir, tocarnos nuestros ahorros pero sin tocarles a ellos el poder, aunque no están contando con la repercusión que esto va a tener. Solo les quiero recordar que los tiempos han cambiado y ya no pueden controlarlo todo.