viernes, 16 de agosto de 2013

La marca España se llama Bárcenas.

Habría que inventarse un adjetivo para calificar lo de este país. Siempre intento no dejarme guiar por mis pasiones y analizar lo más objetivamente posible las cosas. Hay veces que hasta me intento meter en la piel del político para comprender la presión a la que está sometido y analizar sus decisiones teniendo en cuenta el factor humano. Lo intento analizar desde todos los ángulos, pero lo de este país, simplemente, es de traca.

El caso Bárcenas es un claro ejemplo de lo que es España. Lo tiene todo para resumir lo que ha sido y es la sociedad española, nuestros políticos, nuestra cultura, nuestra economía, nuestra justicia, nuestra democracia y un largo etcétera. 

Don Luis Bárcenas Gutiérrez apareció en nuestras vidas hace cuatro años. Aquel cincuentón de anchas patillas era defendido por compañeros de partido tras ser imputado en el caso Gürtel y donde la justicia no encontró indicio alguno de delito en el Senador. Tras varias acusaciones en los tres años siguientes, será en 2012 cuando se destapa una trama de financiación ilegal del partido y desvío de fondos a Suiza. Estas informaciones se filtraran debido a la negativa del Gobierno español a entregar a la justicia suiza a Falciani, visto por algunos como un héroe pero que más bien es un tipo que quería dar un pelotazo y le salió bastante mal, pero esto es otra historia. Durante todo ese tiempo fue apoyado por la cúpula del PP y del Gobierno aunque con la filtración de los llamados "papeles de Bárcenas", en enero de 2013, se destapan las falsedades que había estado diciendo el Gobierno durante todo un año, quedando para la posteridad frases como "indemnización en diferido", nuevas fórmulas para pagar finiquitos en "simulación" y como no, la patética comparecencia de Rajoy en una pantalla de plasma.


Una vez puestos en antecedentes, digo que este caso no es más que el reflejo de lo que es España porque como podemos observar, las élites políticas en España distan mucho de los grandes estadistas que deberían de ser en los momentos tan complicados en los que estamos. España necesita políticos que consigan unir al país en un nuevo proyecto político, económico y social y lo que tenemos son hombres y mujeres de partido, que luchan para obtener poder dentro de los mismos y esperan a ganar, tarde o temprano, unas elecciones y así lograr el único objetivo para el que han sido diseñados, o sea, conseguir poder. En vez de dimitir por los escándalos de corrupción, se aferran al sillón como si su vida dependiesen de ese puesto. Es triste ver que estos personajes siempre anteponen el bien del partido al del país y por eso no son dignos de ser llamados españoles. Y éste no es un mal solo del PP.

También es un claro reflejo de lo que es la economía española. España no es un país competitivo, es un país donde nunca vas a poder crecer si no eres capaz de tratar con corruptos, es un país donde la única forma de prosperar económicamente es mediante turbios negocios y una vez que ya tengas dinero no te preocupes ya que para eso están los que ostentan el poder, para hacerte amnistías fiscales, reformas laborales, giras para que vendas tus trenes y como no, la gran estrella de todos los gobierno (da igual el color), si eres una eléctrica, ya haremos que el ciudadano pague por ti y de paso te vendemos también el Sol. Bárcenas no hizo más que lo que durante toda la vida se ha hecho en este país, llevar el dinero de los sobornos a un lugar más seguro.

Nuestra sociedad, querida y bendita sociedad española, no nos levantamos aunque nos maten, no nos importa nada lo que pasa y si vemos a alguien que se toma a pecho las cosas y se enfada por la corrupción y la injusticia lo llamamos loco y después (dependiendo a quién critique o del color que uno sea) le llamaremos facha o rojo. Esta es una sociedad dormida, un país que no se merece ni uno de los derechos que durante tantos años se han luchado y que tanto ha costado conseguir. Nos pensamos super demócratas porque nos hemos creído, a pie juntillas, que la democracia y la constitución española fue un logro del pueblo cuando los que lo idearon todo fueron, como no, los de siempre. No nos engañemos, nos gusta ser gobernados, no nos gusta nada pensar ni intentar mejorar las cosas, para qué, mientras haya fútbol. He visto más gente disgustada por el precio de los cubatas y por el fichaje de Bale que por la reforma laboral y eso, señoras y señores, dice mucho de nuestra sociedad.

En definitiva, el caso Bárcenas está descubriendo al mundo la verdadera España, una España donde un grupo de mocosos se atreven a reírse de unos ancianos que han trabajado toda su vida para que ahora, una panda de sinvergüenzas apoyados por la casta política y subvencionados con miles de millones de Euros procendentes del BCE, le roben su dinero. Un país con casi 20 millones de personas en riesgo de pobreza y exclusión social y aún tienes que escuchar que esos datos son falsos porque  el que no trabaja es porque es un vago. Un país que quiere aparentar progreso, democracia, modernidad y lo llamamos marca España y en cambio la portada del Washigton Post es el desahucio de pobres. 

Es por eso que el caso Bárcenas no es algo aislado, es un reflejo de la España que nos ha tocado vivir y es por eso por lo que España, querido amigo, no cambiará hasta que esta sociedad cambie y empecemos a luchar, (aunque nos llamen locos, cabreados o lo que quieran) no por el bien de cada uno, sino para salvar el futuro del país y el futuro de las próximas generaciones.