miércoles, 22 de mayo de 2013

Ataque a la democracia.

Hace poco escuché decir a María Dolores de Cospedal que el mejor sistema que existía era el representativo. No me sorprendió ya que los que han hecho de la política su forma de subsistencia les viene perfecto eso de no tener que rendir cuentas a su electorado y lo único que tienen que hacer es trepar dentro del partido para salir elegido cabeza de lista sin tener que demostrar su valía profesional ni personal.

Tomemos como válido lo dicho por la presidenta manchega y supongamos ciertas sus palabras de que es el mejor sistema. Si esto es así significa pues que la reforma local que planea el Gobierno es un ataque directo a la democracia ya que elimina el factor mínimamente democrático que es el político elegido y lo sustituye por un ente que no es para nada representativo. Los diputados provinciales no son ni siquiera elegidos entre una lista, ningún ciudadano vota a los diputados provinciales de entre ninguna lista para ese cargo y son designados políticamente para ese puesto, eso sí, se disfraza de democracia porque tienen que ser concejales para optar a ese puesto.

Retomando el asunto, nos encontramos ante una ley que nos devuelve al siglo 19. Con la excusa de la "eficiencia" (por cierto, es una teoría de administración pública de hace 30 años que ya es hora de ir cambiando, pero eso lo abarcaremos en otra entrada) no solo privan a un ayuntamiento de debatir públicamente en pleno el destino de sus dineros, si no que el mensaje que le da al ciudadano es claro: "Me importa un pimiento a quien vote, si no me interesa lo que sale le puedo quitar las competencias" y esto me lleva a otra reflexión y es ¿cual va a ser la vara de medir para quitar competencias? y si ésta va a ser igual para todos. Es decir, una diputación dirigida por el PP ¿será igual de flexible para los ayuntamientos del PSOE o IU que en los suyos y viceversa? o incluso en su propio partido como podría pasar con la Diputación de Alicante.

En definitiva, lo de esta reforma es un ataque directo a la democracia y precisamente a aquella democracia que puedes estar más cercana a la democracia participativa que es en los ayuntamientos pequeños. Negémonos a ella y no nos dejemos pisotear una vez más por aquellos que llevan años alejados de la realidad.

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