sábado, 12 de mayo de 2012

El defecto de la lentitud.

Hace unos meses escribí cuales eran las lineas de trabajo del Gobierno para solucionar la triple crisis que vivimos (económica, social y fiscal) y sus reformas. Pues bien, tras 6 meses en el poder, es decepcionante ver que la velocidad con las que se están adoptando las medidas deja mucho que desear. Las políticas de Rajoy pueden ser un fracaso por este problema y si bien el sistema de elaboración y aprobación de leyes español está obsoleto también es cierto que el que tiene el poder puede cambiarlo.

En primer lugar vemos como se demoran unos presupuestos hasta junio y que van a tener solo 6 meses de vida. La culpa aquí es compartida ya que si bien podían haber agilizado su tramitación, es un problema heredado ya que éste es el último regalo del Señor Zapatero que se propuso adelantar unas elecciones a la peor fecha posible disolviendo las cortes antes de la presentación presupuestaria y su posterior debate y de este modo durante casi 6 meses no hubo gobierno que presentara unos presupuestos.

En segundo lugar nos encontramos con unas reformas que pueden llegar tarde. Es cierto que Roma no se construyó en un día pero de las tres grandes reformas que necesitaba España (Financiera, administración y laboral) se ha empezado por la que perjudica a los más débiles y dejado para más tarde, por un lado la financiera, siendo aprobadas hasta el momento 2 reformas, hecho que me da a entender que el problema financiero español es más profundo de lo que a priori parecía y por otro lado y dejado para el final, la reforma de la administración y a mi me da que se va a quedar en un simple maquillaje en vez de la profundísima reforma que cabría esperar.

Es cierto que las prisas no son buenas consejeras pero en un mundo tan cambiante, con unas sociedad que tiene once millones y medio de personas en riesgo de pobreza y exclusión social, un tejido empresarial notablemente deteriorado y sin confianza y una clase política que no se renueva (solo hay que ver quienes ostenta el poder en los dos grandes partidos), se le pide a los políticos algo más de rapidez y la falta de ésta puede provocar un estallido social sin precedentes (espero que esto no lo considere Interior como un llamamiento a la revuelta).

Los políticos no se percatan de que a los ciudadanos no les interesa si la deuda de los bancos se compra con bonos convertibles contingentes, de que si la culpa de la caída de Bankia la tiene Rato o el Gobernador del Banco de España, de cuantas enmiendas han sido presentadas y aprobadas en los presupuestos o de si la reforma financiera la apoya la oposición. Al ciudadano lo único que le interesa es poder alimentar a su familia, tener educación y sanidad en condiciones y que los políticos no nos traten como tontos (si hablaran más con el ciudadano se darían cuenta de muchas cosas) y esto es lo que va a hacer que los dos grandes partidos fracasen. 

El PP se escuda en su amplio poder estatal pero ese poder es prestado y ya han consumido un año en muchas comunidades y creo que no van a poder remontar los datos negativos en los próximos tres. Por otro lado está el PSOE que después de liarla tan gorda se queda a esperar en la oposición, con una casi nula participación parlamentaria pese a sus 110 diputados. En lo que va de año ha presentado solo 3 proposiciones de ley mientras que Izquierda Plural, con 11 diputados ha presentado 13, es decir que Rubalcaba está haciendo lo mismo que le criticaba a Rajoy, sentarse a la bartola a esperar ocupar de nuevo un sillón en la bancada azul.

Con todo esto, vemos a una población cada vez más descontenta y desesperada y si bien es intrigante ver que va a suceder, es cierto que como ciudadano no es de buen gusto ver lo que está pasando, hablar con los conciudadanos y escuchar los gravísimos problemas por los que atraviesan y pensar que no puedes hacer mucho por ayudar, tan solo acompañarle en sus penas y mostrar de vez en cuando la indignación en unas lineas.

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